Con la aparición del Homo sapiens sapiens surge una nueva tecnología, no por azar, ya que el desarrollo de los distintos instrumentos es la respuesta al proceso evolutivo sufrido por el cerebro, la mano y el ser humano en general, así como de la sociedad y el entorno en el que vive.
Los útiles se diversifican según su utilización, había una amplia gama de instrumentos especializados. Debía haber verdaderos especialistas, ya que la perfección de sus útiles líticos no puede ser alcanzada por cualquier individuo. Para su talla debían utilizar herramientas especializadas como finos percutores de caliza, asta o madera.
La originalidad reside en que son de pequeño tamaño, muy ligeros.
Los raspadores servirían para el trabajo del cuero y la madera, los buriles para trabajar el hueso y el asta o para realizar grabados rupestres. Los perforadores para agujerear pieles, madera, asta. Se confeccionaban cuchillos, diversas puntas y una larga serie de útiles.
En comparación con culturas anteriores la talla y forma son cada vez más claras y perfeccionadas y el volumen de los instrumentos tiende a disminuir. La evolución del utillaje lítico llega a adoptar formas minúsculas denominadas microlitos. Estos se fijaban a un astil de madera, cuerna o hueso, con tiras de cuero, fibras vegetales, resina, etc.
Lo que se puede deducir de todo lo anterior es que la aparición de útiles marcó el inicio de la humanidad. Un objeto cortante encontrado en la naturaleza pudo haber sido utilizado de forma inconsciente, pero un útil elaborado implica una determinada actividad cerebral y una reflexión propia de los humanos (lo que implica el lenguaje ya que sin él no hay pensamiento).
En el momento en que el hombre fabrica útiles para transformar los objetos rompe definitivamente con el mundo animal y realiza desde ese momento un trabajo consciente y organizado en el que el pensamiento dirige sus acciones. Esto lleva inexorablemente hacia la vida social y la civilización.
TÉCNICAS DE CAZA
El hombre no vagaba errabundo en el Paleolítico Superior. Explotaba una región de un modo lógico, sabía que en ciertas zonas en determinadas estaciones del año habría abundante alimento vegetal o que determinadas especies animales realizaban migraciones estacionales y de forma periódica podrían encontrarlos en determinados lugares. El grupo, así, se trasladaba siguiendo un ciclo anual, dominando su territorio.
Este hombre sabía explotar su capacidad intelectual mucho mejor que sus predecesores y sin duda su lenguaje debía ser estructurado y muy desarrollado, permitiéndo así a los miembros de la tribu organizar estrategias de caza y discutir su desarrollo.
El sistema para la caza de los grandes animales (mamuts, elefantes, rinocerontes lanudos) es discutido. Se considera que pudieron haber utilizado trampas y lo que sí es seguro es que era necesaria una gran cooperación entre los miembros del grupo ya que no es posible cazar ninguno de estos grandes animales sin mucho coraje, fuerza y habilidad y cooperación entre ellos.
Para cazar animales menores, pero más rápidos, la estrategia era distinta. Idearon sistemas para cazarlos en masa, como demuestra la espesa capa de esqueletos de caballos hallados en Solutré (Francia). Esperaban que el rebaño estuviera en una alta meseta pastando y cuando lo consideraban oportuno los asustaban hacia el acantilado próximo de más de 200 m. por donde caían.
También se inventaron útiles como el propulsor (predecesor del arco, que no se sabe a ciencia cierta cuándo se inventó).
El propulsor está compuesto de un fuste más o menos largo, de unos 30 cm. con uno de los extremos acabado en gancho donde se apoyaría el dardo. Alguno de ellos está decorado, con motivos más o menos elaborados. Este, en concreto, representa a una cabra sobre el fuste, teniendo en la cola un ave que forma el gancho donde se situaría la punta.
También utilizarían hondas, boleadoras, lazos, etc. Pero el arco fue la primera “máquina” inventada. Hasta ese momento todas las armas eran propulsadas por la fuerza del brazo del hombre pero en el arco la fuerza se acumula en la cuerda o tendón. Su invención debió tener lugar a finales del Paleolítico superior ya que las puntas de aletas y pedúnculos sólo se podrían disparar con arco.
La pesca en ríos e inmediaciones de costa y recolección de mariscos formaba parte de su actividad. Se efectuaría a mano, con redes o también con útiles óseos como los arpones.
El marisqueo queda muy documentado en los yacimientos, no sólo como alimento sino como soporte de adornos y colgantes.
HABITACION
Estas estructuras demuestran el gran avance del hombre desde las primitivas estrategias de supervivencia a las elaboradas estrategias de adaptación, este es el gran paso del hombre para dominar el medio en el que vive y el que marca profundamente el comienzo de su evolución cultural y tecnológica.
La cuestión de la comodidad elemental se convirtió en necesidad desde el momento en que se necesitaba un lugar donde si llovía no se apagara el fuego. De ese modo se inventó la “cueva artificial”, la verdadera era más confortable pero solo las había en determinados lugares.
En las zonas de frío intenso (Ucrania y Rusia) se han encontrado estructuras complejas, constan de un zócalo circular de piedras grandes sobre las que se apilaban huesos de mamut de gran tamaño, que se aproximaban entre sí a medida que alcanzaban altura hasta llegar a cerrarse casi en forma de cúpula.
Los espacios que quedaban abiertos se rellenaban con arcilla y para la parte superior se empleaban largas ramas cubiertas con pieles para aligerar la parte superior.
Cuando no había madera empleaban las astas de grandes “megaceros”. Estas cabañas podían llegar a tener un diámetro de cinco metros y una altura de dos ó tres.
Se puede suponer que estuvieron totalmente recubiertas de pieles que además de impermeabilizarlas actuaban como aislante térmico. Estas se sujetarían con largos colmillos en la parte alta y con tierra en el zócalo. En el centro se han hallado restos de hogares rodeados con piedras, normalmente pequeños ya que debían de quemar huesos de animales y excrementos secos, combustibles que no arden fácilmente y provocan humareda.
VIDA ESPIRITUAL Y ENTERRAMIENTOS
Los animales no entierran a sus muertos. Este acto es exclusivo del hombre en el momento en que tiene un concepto de la muerte y de la existencia de algo después de ella.
Tal vez para ellos la diferencia entre la muerte y el sueño era casi inexistente. La esperanza que ese “sueño” se interrumpiera pudo ser el origen de todas estas creencias. Las posturas de lado, encogidas, recuerdan las posturas que se adoptan al dormir.
También espolvoreaban a los muertos con ocre rojo, en la creencia que el color devolvería la vida y el color al muerto.
Se conocen unas 200 sepulturas. De ellas se observa que los enterramientos se encuentran en las áreas de habitación (no se conocen inhumaciones aisladas).
Tampoco se observa discriminación sexual o de edad al compartir las fosas. El contenido más rico o pobre de una tumba atestigua el estatus social del individuo enterrado.
VESTIMENTA
En muchos de estos enterramientos se han hallado objetos de adorno cuyo desgaste indica que el muerto ya los utilizaba de vivo.
En Europa occidental predominan los colgantes y adornos hechos a base de conchas y piezas dentarias de zorro o ciervo (entre otros), mientras que en Europa oriental esas mismas formas, o similares, se reproducían en marfil o arcilla.
La vestimenta era de pieles (motivo por el que no hay restos).
ESTRUCTURA SOCIAL
La densidad de población era variable según épocas y lugares. Sin embargo se puede estimar que la mayoría de grupos estarían compuestos por unas 40 ó 60 personas.
La idea más aceptada es que debieron vivir en pequeños grupos de dos ó tres núcleos familiares interrelacionados entre sí. Esto se piensa ya que esta es la unidad social capaz de mantenerse y subsistir con los alimentos conseguidos en una zona. Al ser grupos cerrados debían relacionarse con otros grupos para intercambio de ideas, productos y para escoger pareja.
Es seguro que existían uniones entre hombres y mujeres más o menos firmes pero no necesariamente monógamos. En una sociedad en la que existen lazos más o menos prolongados los niños pueden sobrevivir mejor (la infancia y juventud del hombre es prolongada) o con más posibilidades de éxito.
También es seguro que habría un jefe o cabecilla que decidiría los desplazamientos estacionales, relaciones con otros grupos y dirigiría la caza. Esta jefatura se basaría en la edad, fuerza, inteligencia y destreza en las cacerías.
La duración media de la vida humana oscilaría en torno a los 30/40 años. Debía ser raro encontrar a alguien mayor de 50 años.
Casi todas las mujeres, desde muy jóvenes, criarían hijos y al mismo tiempo estarían embarazadas de otro. También se supone que el infanticidio y el geronticidio fueran una práctica habitual en épocas de escasez de alimentos.
La enfermedad y las heridas de caza debieron de ser las principales causas de mortandad. Aún así con seguridad tenían un amplio conocimiento de las propiedades de hierbas medicinales y practicaban una cirugía rudimentaria que se observa en trepanaciones craneales y reparación de fracturas óseas.
Durante los últimos 30.000 años el Homo sapiens sapiens ha sido la única especie humana que habitó el mundo, durante este tiempo se subdividió en tres grandes grupos raciales:
Caucasoide (europeos actuales e indios)
Mongoloide (asiáticos e indios americanos)
Negroide
Algunas razas como los aborígenes australianos pueden descender de una rama anterior al Homo sapiens, en su desplazamiento a Australia.
Otras razas han desarrollado características muy particulares como resultado de su vida aislada en regiones con climas extremos. Así las razas mongoloides tienen la nariz aplastada, los ojos bastante cerrados, los pómulos elevados así como un cuerpo bajo y grueso que les protege contra la pérdida de calor y a la vista de la reverberación de los hielos. En cambio, en el Trópico tienen la piel oscura, el pelo ensortijado y una estatura elevada que les protege del sol y permite una mayor transpiración.